miércoles, 18 de agosto de 2010

Verano. 2007

Hace poco un amigo me dijo que, para el, el amor no es mas que la triste respuesta a la incontrolable atracción sexual. Y yo que pensaba que el sexo en si era la respuesta al propio interrogante que es el por que, el como y el donde de la atracción.
Creo que el paso de los años implica la perdida de mucha de las inspiraciones, que si bien desaparecen por desilusión, por realismo o por un comedido cambio de nuestro propio yo, desaparecen y dan lugar a, lo que para mi ha sido, una sencillez estructural que roza la desidia. Tanto en el amor, como en el sexo, en mi vida profesional, con mi familia o mis amigos, con la decoración de mi casa, todo ha ido cerrándose en torno a unos mismos colores, a unas ideas bastante claras y a una ilusión, una esperanza, una blanca y tranquila necesidad de sentirme acompañado, independiente y seguro con lo cada vez mas imprescindible.
Creo que el paso de los años ha implicado la eliminación de lo no necesario, y la instauración de una nueva forma de afrontar el mundo. Y notar que nadie te grita payaso cuando cruzas la calle. Y notar que ni tu mismo necesitas gritar la necesidad de cruzar. Una copa de vino. Un cigarro. Unas flores sobre la mesa.
Y todo blanco,
sencillez irracional.

Simpleza estructural.

(Y yo le creí...)