miércoles, 25 de agosto de 2010


Y ahora que no eres de mi mas que un espectro del pasado, veo sin sed de sangre que la venganza solo lleva a la gloria a los que mueren. Que los vengados, quedamos llenos de odio, odio hacia nosotros mismos, los que nos hemos obligado a llevar una vida de engaños y de existencias paralelas, una vida que no era la nuestra por destruir la vuestra, la que creiamos que nos pertenecía.
Aun no se a ciencia cierta si me quitaste grandes años o si me distes grandiosos dias, solo se que solo yo y Dios, vengador como no, somos responsables de tu muerte y del derramamiento de mi sangre. Muchas veces me he hecho sangrar para comprobar que seguia vivo, y cada vez la sangre era mas roja y mas pesada. Y todo por amor, por el amor que tu sientes por mi.
Y no sirve de nada darse cuenta, al final, en lo que yo he decidido que sea el final, de que no todo era como creiamos, y de que no estabas conmigo por tu amor, si no por mi amor, por el amor que yo sentia por ti. En ese momento fui dueño y señor de tu camino, como lo he sido ahora de tu cuerpo, como lo soy ahora de tu sangre. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

(Enero.2008)

2 comentarios:

Viva dijo...

amén

Justo dijo...

Qué reflexión, y de enero 2008, ha merecido la pena conservarla.

No sé en qué texto de Proust -creo que en Jean Santeuil- reflexiona sobre lo que significa tener un enemigo... creamos un mundo paralelo e inexistente, que se nutre de odio y malos entendidos en realidad, porque si tuviéramos la oportunidad de ingresar, aunque fuera por unos minutos, en el espíritu del enemigo, veríamos que es tan insignificante como nosotros, humildes sus intereses y aprensiones, visto el conjunto desde la perspectiva interior.

"No estabas conmigo por tu amor, sino por mi amor, por el amor que yo sentía por ti". Qué a menudo sucede eso, ¿verdad?