Hace unos años, creo que en el 2007, acudí con unos amigos a una charla que daba Jesús Mico en Murcia dentro del ciclo del festival fotoencuentros.
Jesus Micó mostró sus obras, bastantes mas de las que esperábamos, y las explico. No recuerdo que hablase de la técnica utilizada, ni de como hacía sus fotografías, de donde le vino la idea o de cuanto dinero gastaba al desarrollar ese proyecto.
Hablaba de las fotografías, sin mas. De la historia que había dentro de ellas, sus fotografías eran vida, un retazo de la realidad, ese instante decisivo del que Cartier-Bresson tanto habló.
Al llegar allí nos encontramos con profesores de la escuela de arte donde mis amigos y yo estábamos estudiando, colegas de profesión, otros conocidos, el padre, el tío o algún viejo amigo de alguno de nosotros. Casi siempre coincidíamos los mismos en estos eventos, aunque siempre había gente que conocer, como una pequeña familia en la que a cada cita cada componente de ese clan lleva un compañero para presentar. Renovación y familiaridad. Nos sentíamos bien así, estábamos a gusto. Era nuestro lugar, donde enseñábamos y éramos enseñados. Y nos encontramos en una sala de Las Claras dispuestos a que fuese Mico el que silenciosos y atentos nosotros nos mostrase lo que desconocíamos o aquello que no lográbamos alcanzar a ver.
Y comenzó a hablar de sexo, rebelión, inocencia, amistad y amor. Nos contaba su vida y la de sus amigos, su intimidad, consciente de que posiblemente nunca nos fuésemos a conocer y consciente también de que cualquiera de nuestras vidas es tan intensa y preciosa como la suya, la mas importante de nuestras pertenencias y nuestra garantía para ser feliz.
Recuerdo una foto de su novio, con un condón en el suelo y una corrida en el brazo. Y para mí, que los olores son fundamentales, comencé a sentir ese olor cerrado de la habitación, el olor a semen, el olor al perfume del amante y el olor del amor con el que Micó hablaba. Era sencillo. Su historia en una fotografía, no había mas.
La segunda fotografía que mejor recuerdo era la de su novio en el campo, desnudo, erecto. Comenzó a contar como unos amigos habían sido insultados en esos abiertos círculos del alto arte, donde la inteligencia y la cultura tan valorados eran, por su condición sexual. Y esta fotografía su respuesta a ello. Nos hablo de como le chupo la polla a su novio para que esa erección fuese posible y de la necesidad de ello, de contarlo en un pie de foto donde comentaba la técnica utilizada para esa felación.
El es el y no se tenia que esconder, su novio se eriza con sus felaciones, así como lo hace con el roce de su brazo y su simple mirada. Era eso lo que nos quería hacer comprender y lo que quería enseñar a aquellos círculos que insultaban algo tan sencillo como era el amor y la pasión, la necesidad sexual que ambos cuerpos sentían ante la persona deseada.
La tercera y última foto que se quedo grabada en mi yo mas interno fue una de sus padres. Los colores y las formas eran preciosos, como lo fueron sus palabras. No se mostraba pedante, ni cursi, no era un discurso espeso que daba ganas de vomitar. No, eso ya lo ponía el, vomitaba todos sus sentimientos y sus inquietudes, haciéndonos participéis de ello, mostrándonos las posibilidades de la fotografía, del ser humano y haciéndonos desear que no acabase esa sencilla y fantástica charla.
Han pasado dos años y, francamente es fácil impresionarme, pero muy difícil que esa impresión cale en mi, y, a día de hoy, esa charla viene a mi mente junto a una necesidad.
La necesidad de poder compartir de manera tan sencilla mi yo mas interno, compartirlo con mis amigos, compartir mis sentimientos
Quise poder abrirme a aquellos que me rodean, conocidos, amigos, desconocidos y familiares para hacerlos participes de mi realidad y construir junto a ellos aquel fantástico mundo de sencilla desnudez que Mico había sabido mostrar en hora y media de charla interrumpida y fotografías inmortales que, a fin de cuentas, me acompañarían como recordatorio de aquella promesa que a día de hoy aún intento lograr.
(Siempre he creido en la igualdad de los sentimientos. Pienso que todos nosotros, las personas, incluso los animales y las plantas, estamos juntos en esto, nacemos de la misma manera, y nos alimentamos de la misma tierra y del mismo sol. No veo diferencia ninguna para no abrirle la puerta de mi casa a un desconocido y que el me invite a compartir su ultimo trozo de pan.
Lo que quiero decir es que esto es real, el amor existe y no deberiamos poner barreras en compartir ese sentimiento, reirnos y hablar con desconocidos, preguntarles como estan y apoyarlos si lo necesitan. Si, creo en la intimidad, pero creo tambien, que esto es efimero y tenemos que darnos prisa en amar sin perder ni un minuto y debemos decirlo. Un amigo me dijo que aquello que no se dice es como si no existe. Y no es tan dificil, decirle a alguien que le quieres. Yo nunca se lo dije a este amigo, al menos no como necesitaba mi corazon, por eso debeis hacerme caso, por que los consejos que no son respetados por aquel que los da son los de verdad, los intensos, los fuertes, los dificiles, los que querriamos poder seguir para llegar al fin a esa necesidad de libertad que es el aire que mantiene con vida la propia necesidad de amar.)
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3 comentarios:
GUAU CHRIS. Mira, me quito el sombrero por Jesús Mico. Sin duda alguna. Pero más me lo quito por todo lo que has conseguido transmitirme con lo que dices.
y, ¿sabes qué?
Te quiero
Y cada vez que vuelvo a leerla más me gusta la entrada (y más te quiero a nuestro modo)...
Me dejas sin palabras una vez más. Esto es una entrada y el resto, el resto son mierdas!
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