domingo, 29 de noviembre de 2009

Zabriskie Point


Hace unos días hablaba con no recuerdo muy bien quien acerca de los amantes, el sexo, los ligues de una noche y el amor.

Este amigo defendía la figura del amante como esa tercera persona que facilitaba la infidelidad, yo, en cambio hablaba del amante como una persona con la que te sentías bien, tanto dentro como fuera de la cama. No tienes pareja, no quieres tenerla, pero te acuestas con alguien, quedas a comer, habláis a las seis de la madrugada como lo hacéis a las cinco de la tarde. No hay un compromiso claro, puedes follarte a quien quieras, pero quizás ni quieras hacerlo.



Durante mucho tiempo creí que un ligue de una noche no era más que sexo, cuatro besos y algún revolcón.

Pero pasa el tiempo, y crecemos, vamos cambiando. Claramente puedo echar un polvo en un callejón mal iluminado o hacer una mamada en un baño, pero, ¿no lo habéis notado?.

Esta misma noche escuche a alguien decir que el amor se va repartiendo conforme va creciendo.

Si, tarde un poco en comprenderlo, y ahora lo veo totalmente claro. El amor existe y es real, el amor se puede encontrar por horas, durante una noche, en cualquier recóndito lugar.

Luego esa persona se va, y su amor también.

Posiblemente mañana este con otro como tu y sus besos sean bastante parecidos, sus abrazos igual de efusivos y sus lametazos igual de estudiaos y premeditados.

Pero, ¿que ocurre con ese amor?.

El amor no se va como no es igual en cada persona. Soy consciente de que sentimos ese amor, percibimos esas sensaciones, por la forma que esa persona tenia de follar.

Pero el amor es una sensación volátil, que no todos somos capaces de apreciar y de abrazar, de coger y quedárnosla dentro.

El amor no decide como ni cuando aparecer ni decide si debe o no debe entrar.

Por ello creo firmemente que uno puede querer durante una sola noche a un desconocido y sentirlo de verdad. Yo lo he sentido, y lo he pensado, en ese momento, en una cama desconocida, que eso era amor. Y era real. Perecedero, el amor, que no el sentimiento. A la mañana siguiente todo es diferente claro, pero esa sensación no se olvida ni se va.

Con el paso del tiempo no recuerdas como la chupaba, si gritaste al correrte o en que parte de su cuerpo tu semen fue a caer. No, recordaras como sus besos comenzaron en tu frente, rozaron a tu nariz y germinaron en tus labios.



Es como el libro de Félix Romeo, “Amarillo”.

Una tarde cualquiera buscando, no se, “Nocilla Lab” ves que detrás de este asoma una portada amarilla con unos edificios ilustrados en la parte baja del mismo. Una imagen granulada y unas letras negras en la parte superior.

Una rápida mirada y tu estomago da un vuelco. Como cuando encuentras a un viejo amigo que viene por sorpresa y se te aparece por detrás.

Ya te habías leído aquel libro con anterioridad, pero no lo recordaste hasta unos minutos después. Fue todo tan rápido. Una serie de imágenes diversas, de sensaciones, de vivencias pasadas. Una persona especial. Un momento que fue perfecto para ti. Un tiempo en el que te encontrabas, no se, genial. Una bonita amistad que aun dura. Tus palabras. Sus primeras confidencias…

Todo vuelve a tu mente, a la mía, en cuestión de segundos. Coges rápidamente el libro como si te lo fuesen a arrebatar y corres rápidamente a pagar. Necesitas que sea tuyo. Sigues aturdido durante un par de minutos mas hasta que comprendes que todos esos sentimientos y vivencias, esas sensaciones son reales con ese libro o sin el. Que es algo que vive en ti, pero que un estimulo, algo pasajero, como un amor de verano, como un polvo de una noche había hecho estallar.



Una imagen que te descoloca, un desconocido que despierta en ti fuertes sentimientos que, en mayor o menor medida, nunca vas a olvidar.

En ocasiones me pregunto como debe sentirse alguien que sabe que influye, que cambia a otras personas.

Pienso y digo que deben o debían pensar alguien como David Bowie o Kurt Cobain cuando se miraban al espejo, desnudos, con una tenue luz amarillenta y viesen que su reflejo es real. Que son ellos mismos los creadores de una escuela y una secuela que influirá directamente en tantas personas, en tantas ciudades, en tantos momentos. Pasaran años y la gente seguirá siendo conquistada por todo aquello que ellos fueron, por lo que hicieron y crearon, convirtiéndose ellos mismos en esa nueva esperanza que en algún momento de sus vidas se alzara como el eje que los guiara en su forma de pensar, de sentir, de vestir o de caminar.



Vives en una espera continua, con la sensación de que antes o temprano todo lo que tengo se va a perder.

Pero durante un periodo de tiempo tu vida y las personas que la vivieron junto a ti despertaron en tu interior ciertas sensaciones que te hicieron crecer, madurar y cambiar.

Convertirte en lo que eres.

Las imágenes se convierten, otra vez, en el despertar de un pasado y de un futuro. En la afirmación de nuestra propia historia. Las imágenes no nos dejan olvidar. Las imágenes nos recuerdan por que debemos perdonar.



Imagina una cama que no te pertenece, dos cuerpos enrollados duermen. Estás desnudo, pero en ocasiones hasta tienes calor. Es invierno. Y un incontrolable estimulo te hace despertar, no se, cinco o seis veces durante toda la noche. Besas rápidamente a la persona que tienes al lado, casi inconscientemente, y te vuelves a dormir. Un beso suyo, igual de fugaz te despierta rato después. Es cuestión de unas milésimas de segundo. Y todo pasa rápido, y a la vez es tan intenso. Como un sueño.

Si, es una historia de una noche. Miras rápidamente su carné de identidad tirado por el suelo de la habitación por que no recuerdas su nombre. Quizás no lo vuelvas a ver.

Pero recuerda sus besos, piensa en tus sentimientos, no olvides aquellas sensaciones, reescribe tu propia historia y dime, ¿quien se atreve a afirmar que no ha sido real?


+

fotografías: http://www.jonathanleder.com/

4 comentarios:

Pablo Ferrán de la Cierva dijo...

genial...

Nachete dijo...

Te acabas de convertir en mi "Personal Jesus".

Es un placer leerte. Ya me he leído la entrada dos veces. Es como un caramelo que nunca se gasta. Acojonante tío, enhorabunea.

Pablo dijo...

me gusta lo que escribís

Anónimo dijo...

Simplemente arrollador...

Me gustas.